KANDINSKY
Hasta aquí hemos visto un breve repaso a la
biografía
y evolución de la obra de Kandinsky, pero no
podemos dejar de lado al hombre, al
artista, a su calidad humana. Y
lo haremos de la mano de su segunda esposa Nina Kandinsky, a
quien conoció en 1916 y, prácticamente, ya no se
separarían. Por esa época escribió en una
carta: Siento
como si mi antiguo sueño estuviera más cerca de la
realidad. Ya sabes que mi sueño era pintar un gran cuadro
cuyo sentido fuera la alegría, la felicidad de la vida o
del universo. De
pronto siento que la armonía de los colores y las formas
son la alegría de este mundo.
Una alumna de Kandinsky en la Bauhaus cuenta que la
relación con sus alumnos era muy respetuosa:
Admirábamos su claridad y su lógica.
Era muy concreto. Todo aquello que decía era evidente e
imposible de rebatir. Otro alumno recuerda cómo eran las
clases: Kandinsky sabía mucho. Sabía tanto como un
sabio oriental. Su saber universal en historia del
arte, psicología, historia de la cultura,
antropología, etcétera, nos
impresionaba. Estábamos fascinados de que estuviera tan
convencido de sus teorías. Amábamos,
adorábamos y tomábamos ejemplo de su pintura, ya
que estábamos seguros de que su
trabajo nacía de un convencimiento sincero. Este mismo
alumno dice también de él: Me enseñó
a hablar en el lenguaje de
la pintura y de la vista, de él aprendí las
palabras para escribir frases. Para mí Kandinsky era el
profesor que
me indicaba que todas las formas en la pintura tienen su
significado, y no he aprendido a entenderlo por Kandinsky, sino
que lo he comprobado por mí mismo guiado por
él.
Ya hemos hablado de la importancia de la música
en su obra; a este respecto, y tras escuchar Lohengrin, comenta:
Tuve que reconocer que el arte en general era mucho más
poderoso de lo que me parecía, que por otra parte,
poseía y podía desarrollar las mismas fuerzas que
la música. Este pensamiento
nunca le abandonó y le llevó, tras diez años
de anotaciones, a escribir Sobre lo espiritual en el arte, que
contiene todas sus ideas sobre la abstracción. Si la
música no utiliza sonidos reales de la naturaleza como el
viento en las hojas, el murmullo de los ríos o el canto de
los pájaros, ¿por qué no habría de
hacer él lo mismo con la pintura? Música en los
lienzos, vida interior expresada en colores y formas.
No hay fraude en la obra
de Kandinsky (no se puede decir lo mismo de todo el arte
abstracto). Él sentía los colores, disfrutaba de
los cuadros. El siguiente comentario surge de lo más
profundo de su alma: En general el color es un medio para
sensibilizar directamente al espíritu. El color es la
tecla. El ojo es el martillo. El alma es el piano. El artista es
la mano que, con una u otra tecla hace vibrar el espíritu
del ser humano. Esta "necesidad interior" es la clave de la obra
de Kandinsky, y el artista que emprende una obra sin esta
"necesidad interior" sólo obtendrá pobres
resultados. Aquello que nace de una necesidad interior y
espiritual, es bonito. Es bello, si es hermoso
interiormente.
Podríamos definir a Kandinsky como una persona afable,
humilde, abierta, muy activo, meticuloso y tremendamente honrado
en su trabajo. Por más que no nos guste el arte abstracto,
creo que alguien así se merece, como poco, un esfuerzo de
comprensión por nuestra parte, antes de condenar su
pintura. Algo ve él en el juego de
colores y formas que se nos escapa, quizás no lo
entendamos porque nos falta desarrollar más la
sensibilidad para la pintura. No todo el mundo se emociona o se
arroba con el adagio de Albinoni, hace falta gusto y sensibilidad
para la música. ¿No estará sucediendo esto
mismo con la obra de Kandinsky? Su pintura entraña
dificultades para ser entendida, para poder sentirla
y emocionarnos, pero quizás el esfuerzo merezca la pena.
Si no conseguimos ese mirar con "ojos libres", tal vez nos
estemos perdiendo algo bello, algo internamente
hermoso.
hermoso ... la primera ves q vi esa pintura , m sentí feliz por alguna extraña razón, desde ese momento Kandinsky siempre estuvo en mi mente, aunque no me volví a dedicar como antes al dibujo ni a la pintura, yo siempre sentiré lo mismo, y con el aprendí de una forma extraña a mirar el todo y no solo la forma, y que en la paciencia encuentras la perfección de las cosas, ver el arte.
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